Gabriel Levy (Acordeón)

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En este tercer concierto del proyecto “Música en el Castillo”, realizado por la Fundación Japón, tendremos al músico, productor y  compositor Gabriel Levy interpretando repertorios de su autoría y canciones folclóricas japonesas tocando el acordeón.

 

¿Acordeón, acordeon, zanfona, gaita de teclas, armónica?

Varios nombres para un mismo instrumento que conquistó al público brasileño y al mundo, el acordeón se tornó brasileño en las manos de Luiz Gonzaga, Sivuca Dominguinhos, entre otros grandes intérpretes, sin hablar de varios nombres de la nueva generación de acordeonistas. Pero, ¿quién diría que ese instrumento tan brasileño tenga sus raíces lejos de nuestro continente? Todo comenzó en China, y el acordeón conquistó primero el Sur de Brasil.

El acordeón fue traído a Brasil por colonizadores e inmigrantes europeos, especialmente italianos y alemanes, quienes se instalaron en el Sur del país (Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná). El primer instrumento traído tenía el nombre de “Concertina”.

El acordeón era muy popular en el Sur de Brasil y, debido a la diversidad de configuraciones, fue adaptado fácilmente, aunque era un instrumento europeo. En mediados de 1950, algunas casas llegaban a tener hasta dos instrumentos.

Una curiosidad: el acordeón es el instrumento símbolo oficial del Estado de Rio Grande do Sul, cuyo proyecto de ley tuvo votación unánime en la Asamblea Legislativa.

 

 

En el auge del éxito, había en Brasil cerca de 65 fábricas de este instrumento. La mayoría estaba localizada en el Estado de Rio Grande do Sul y solo siete de ellas se situaban fuera de la Región Sur. Una de las fábricas más famosas y genuinamente brasileña fue Acordeões Todeschini de la ciudad de Bento Gonçalves (Estado de Rio Grande do Sul), cerrada en 1973. Los acordeones Todeschini son muy apreciados todavía hoy en día y sobreviven aunque con pocos talleres especializados en su mantenimiento.

En el Sur de Brasil, el acordeón es conocido como gaita de teclas y tiene papel fundamental en la música regionalista de Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul. El acordeón diatónico, a su vez, es llamado de gaita-punto, gaita-botonera, gaita de botones o simplemente botonera.

Se tornó popular, también, en el Nordeste y Centro-Oeste de Brasil. Los primeros géneros (fado vals, polca, bujiú, caijún) retrataban el folclore de los inmigrantes portugueses, alemanes, italianos, franceses y españoles.

En el Nordeste, donde el acordeón es conocido como zanfona, desde el inicio del siglo 20, más precisamente coincidiendo con la construcción de las líneas ferroviarias brasileñas por los ingleses, comenzó un nuevo ritmo, el forró, en el cual uno de los principales instrumentos musicales es el acordeón. En el Nordeste, Luiz Gonzaga Nascimento conocido como el Rey del Bayón, fue un importante acordeonista, quien compuso la canción “Ala Blanca” (1947).

Pero vamos a volver un poco en la Historia y verificar el origen de ese instrumento tan versátil. En el año 2700 a.C. fue inventado, en China, el instrumento musical denominado sheng, que es tocado hasta los días de hoy. Es una especie de órgano portátil, tocado por el soplo de la boca. Tiene la forma de un ave fénix, que los chinos consideran la reina entre las aves. El sheng está dividido en tres partes:

 

• Recipiente de aire
• Cañuto de soplo
• Tubos de bambú

 

 

El recipiente de aire parece la panza de una tetera. El cañuto de soplo tiene la forma de un pico de tetera o del pescuezo de un cisne. La cantidad de los tubos de bambú varía; no obstante, la más usada es de 17. Interesante es que de estos 17 tubos de bambú, 2 no tienen abertura abajo para la entrada del aire, siendo, por consiguiente, mudos y colocados solamente por un asunto de estética. En la parte superior del recipiente, o reservatorio de aire, existen las perforaciones en las cuales son sujetados los tubos de bambú. En cada tubo son colocadas lengüetas, o paletas, para producir el sonido. Este recipiente (especie de calabaza) es abastecido constantemente por el soplo del músico, quien tapa, con las puntas de los dedos, los pequeños orificios que existen en la parte inferior de cada tubo. De acuerdo con la música a ser ejecutada, el músico va soltando los dedos, pudiendo formar hasta acordes. En cada tubo de bambú, hay una moldura propia donde se coloca la lengüeta, sujetada en una extremidad y suelta en la otra, que vibra libremente con el aire comprimido.

El sheng es el precursor del armonio y del acordeón, pues fue el primero a ser idealizado y construido en la familia de los instrumentos de paleta. De acuerdo con la región donde era usado, el sheng recibía nombres diferentes: schonofouye, hounofouye, tsheng, sheng, khen, tam kim, yu, tchao o ho. En Japón, es llamado de shō.

El sheng o shō entró en Japón cerca del siglo 7, con la Orquesta de la Corte llamada Gagaku. Hasta los días de hoy, es parte de ese importante conjunto musical que introdujo en Japón, además del  shō, diversos instrumentos musicales.

 

 

De acuerdo con el sacerdote jesuita Amiot, el sheng fue llevado de China para San Petersburgo, en  Rusia, donde Kratzenstein (Christien Theophile), Doctor en Filosofía, en Medicina y Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Copenhague, nacido en Wernigerode, en Prusia, en 1723, examinó el instrumento y verificó que su agente sonoro era una lámina de metal que vibraba por medio del soplo, produciendo sonidos graves y agudos.

Él sugirió que Kirschnik aplicase, en los tubos de los órganos que fabricaba, esta lámina libre de metal, elaborada en 1780. De Rusia, pasó a Europa, habiendo Alemania tomado gran interés especialmente en los instrumentos de órgano. Fue de ahí que Christien Friederich Ludwig Buschmann, fabricante de instrumentos, tuvo la idea de reunir varias láminas afinadas y sujetadas en una placa formando una escala, cuyos sonidos se hacían oír pasando rápidamente a través del soplo. Esto aconteció en 1822. Posteriormente, transformó esta placa pequeña en un instrumento musical para juegos de niños, tocado con las dos manos, al cual dio el nombre de handaolina o armónica de mano. Para tanto, aumentó el número de paletas de metal y el tamaño del aparato, agregándole un fuelle pequeño y una serie de botones.

Este instrumento, según la Historia, fue perfeccionado por Koechel y, siete años más tarde, el austríaco Cirilo Demian construyó, en Viena, un instrumento rudimentario de lengüeta libre, teclado y fuelle, al cual, en virtud de tener cuatro botones en la parte de la mano izquierda que, al ser tocados con los dedos ahondados, permitían la obtención del acorde, le dio el nombre de acordeón, nombre que quedó vinculado, definitivamente, al instrumento mediante numerosos perfeccionamientos.

 

 

En Francia, el acordeón fue perfeccionado en 1837 por C. Buffet. Según todos los tratados sobre el asunto, el acordeón nada más es que el perfeccionamiento de diversos instrumentos del mismo género, como el oeline de Eschenbach, el aerophone de Christian Dietz, y la filarmónica de Hackel, tomando, desde esa fecha, su forma definitiva y sus variados registros para cambio de intensidad y timbre del sonido.

Más tarde, con la escala cromática, el acordeón pasó a producir cualquier melodía y armonía y numerosos fabricantes lo perfeccionaron, colocando registros, tanto en la mano derecha como en la izquierda, para mayor variedad de sonidos.

En Alemania, el primer acordeón fue construido en 1822, en Berlín. De este país, vienen los célebres acordeones de la marca Hohner. Los primeros acordeones italianos fueron fabricados en 1863, en Castelfidardo, en Ancona.

El acordeón tiene lengüetas, sujetadas en pequeños soportes de madera, llamados castillos. El sonido del acordeón es creado cuando el aire, que está en el fuelle, pasa por pequeños tubos en los castillos, que lo dirigen hasta las lengüetas. Con la presión del aire, las lengüetas vibran, generando el sonido. Cuanto más grande es el tamaño de la lengüeta, más grave es el sonido producido. Cuanto más fuerte el aire es forzado para las lengüetas, más intenso es el sonido. El movimiento del fuelle es controlado con el brazo izquierdo.

 

 

La mayoría de los acordeones tiene cuatro voces, que son diferentes octavas para una misma tecla o botón. Por consiguiente, en un acordeón de cuatro voces, con el registro ‘máster’ presionado, al tocar un Do, en la realidad son tocados dos Dos en la octava que se presionó: un Do en la octava superior y un Do en la octava inferior y, eso, es responsable por el sonido exclusivo del acordeón.

Los registros son teclas que modifican el sonido, alternando cuáles octavas son tocadas. Se localizan encima de las teclas, en el caso del teclado o están cerca del fuelle o, en el caso de los bajos, en la parte de atrás del acordeón.

Los registros más comunes son:

• Máster
• Fagot (Basson)
• Clarinete
• Flautín (Piccolo)
• Bandoneón
• Acordeón
• Saxofón
• Armonio
• Órgano
• Musette
• Violín
• Flauta
• Oboe

Entre muchas otras características, puede tener hasta más de treinta teclas (repitiendo algunos registros para mejor alcance durante la ejecución de la música).

Los acordeones también tienen registros en el lado de los bajos, responsables por alternar las octavas tocadas en los bajos. La cantidad de esos registros varía según marca y modelo de cada instrumento.

 

 

Gabriel Levy

El músico Gabriel Levy, además de acordeonista, trabaja como arreglador  y compositor. Tiene una formación eclética dirigida tanto hacia la música erudita como para la música popular. De esta nueva generación, se destaca en el instrumento, habiendo sido indicado como el mejor instrumentista, para el Premio de la Música Brasileña. Recibió el Premio Catavento [veleta], de la Radio Cultura, categoría música instrumental.

Se dedicó a la música para teatro, danza y actuaciones escénicas, enseñó en festivales de música, simposios de educación musical, dio cursos de formación de profesores en Londrina, Curitiba, San Pablo, Minas Gerais, Bahía, Alemania (Landesmusikakademie de Berlín) y fue profesor en la Escuela Municipal de Iniciación Artística de San Pablo y en la ULM – Universidad Libre de Música de San Pablo.

Publicó libros sobre Educación Musical y, actualmente, es consultor del Proyecto Gurí [niño mestizo]. Recientemente, se dedica a la música instrumental como compositor y acordeonista, actuó en diversas giras internacionales, incluyendo Portugal, Francia, España, Inglaterra, Suiza, Alemania, El Salvador, Venezuela, Bolivia, Japón y China.

Actuó también al lado de artistas de los más diversos estilos como: Carlos Careqa, Miriam Maria, Palavra Cantada, Rogerio Botter Maio, Chico Saraiva, Marcelo Preto, Toninho Carrasqueira,  Fortuna, Ceumar, Antonio Nóbrega, Ballet de la Ciudad de San Pablo, Zé Geraldo, Tião Carvalho y Grupo Cupuaçu Thelma Chan, Pena Branca y Xavantinho,  João Ba, André Abujamra y Banda Karnak, Vanessa da Mata, Claudio Nucci, Fafá de Belém, Ivaldo Bertazzo, Quinteto Violado, Braz da Viola, Roberto Corrêa, Jacques Morelenbaum; contadoras de historias, como Regina Machado y Marcia Moirah, grupos de música japonesa Bonsai Romã, Gaijin no Me, Trio Kagurazaka y Seiha, los laudistas Samir Joubran (Palestina) y Sami Bordokan (Líbano/San Pablo), el guitarrista portugués Antonio Chainho, el cantor e instrumentista curdo SivanPerwer, entre otros.

 

 

Ha sido convidado para integrar orquestas que acompañan a artistas internacionales en gira por Brasil, como Los Tres Tenores y Ute Lemper.

Fue uno de los acordeonistas retratados en la película El Milagro de Santa Lucía, película documental sobre el acordeón en Brasil.

Actualmente es integrante de la ORQUESTRA MUNDANA, coordinada por Carlinhos Antunes, junto a la cual ha actuado con Fanta Konate (Guinea), Bayfall (Senegal), Kancham (India), Oleg Fateev (Moldavia), indios Wauja, Badi Assad, de la ORQUESTRA COMETA GAFI (gafieira [baile popular]), junto a la cual actuó con Paulo Moura, Zé Renato, Pedro Luis y Parede – MUTRIB (música de los Balcanes y del Mediterráneo Oriental), que actuó junto a músicos como Goran Alachki (Macedonia), Boyko Sabev (Bulgaria), Vesna Bankovic (Serbia) y del Grupo MAWACA de músicas étnicas, que investiga tradiciones musicales del mundo, junto al cual actuó al lado de Tamie Kitahara (Japón/Brasil), Equidad Bares y Marc Egea (España), Né Ladeiras (Portugal), Pekka Lehti (Finlandia), Uxia y Carlos Núñez (Galicia), Carlos Malta, Marlui Miranda, Yoko Nishi (Koto), además de intercambios musicales con diversos pueblos indígenas de Brasil.

Actualmente, se presenta con su propio trío o cuarteto tocando repertorio tradicional o composiciones inspiradas en músicas del mundo. En 2015, fue premiado en la Llamada Pública del

Proac-Programa de Acción Cultural para su primer CD instrumental de su autoría, “Tierra e Luna”.

 

 

Músicas

– Bonsai Romã

Bonsai Romã es composición original de Gabriel Levy, en la cual él procura aproximar una de las escalas pentatónicas japonesas del modo frigio, escala muy usada en la música andaluza y en el folclore español. La idea de que un árbol de granada (granado), símbolo de la presencia árabe en la Península Ibérica, se transforme en un árbol bonsai, coloca los dos mundos en diálogo: en la primera parte, acentuando el sabor japonés y, en la segunda, el colorido hispánico.

> Vea la partitura de Bonsai Romã

 

– Itsuki Tutu Terezinha

En su reciente gira por Japón, Gabriel descubrió que los niños de allá también creen que si cavasen muy profundo atravesarían el planeta y llegarían a Brasil, del mismo modo que los niños brasileños creen que llegarían a Japón. A partir de eso, procuró aproximar cantigas de los dos países vinculadas al universo de la infancia.

Este arreglo tiene como tema principal la música “Itsuki no Komoriuta”, que es una canción de arrullar de la Villa de Itsuki en Kyushu, originalmente un tema libre sin ritmo definido. En el inicio del siglo 20, esa melodía ganó métrica con influencia occidental y, actualmente, es un tema muy tocado. Gabriel juntó a ella dos melodías brasileñas: la primera, Tutu Marambá, una cantiga de arrullar brasileña, que se inicia con el mismo intervalo que la canción japonesa infantil “Teresita de Jesús”, con el mismo ritmo ternario.

Nótese que, en el inicio de la música, Gabriel utiliza el efecto del instrumento “shō” con acordes agudos y disonantes.

 

El canto original: (Itsuki no Komoriuta)
Canción de arrullar de Itsuki

Solo estaré aquí hasta el Bon (día de finados)/ si el Bon llega antes, voy a casa antes.
Soy solamente un mendigo/ Muchas personas bonitas con lindas fajas en la cintura (obi) y lindos quimonos.
Si yo muriese, entiérreme en el costado de la carretera, y las contribuciones vendrán del cielo.
Si yo muriese, ¿quién lloraría por mí? / solamente las langostas en aquellas montañas con pinos.

 

– Sakura

Canción tradicional del período “Edo”, o Sakura, cerezo, es un símbolo importante de Japón. Su poder de colorear, delicadamente, el comienzo de la primavera con sus bellos tonos róseos, lo torna un importante símbolo de renovación y de la capacidad de la cultura japonesa de erguirse nuevamente frente a las adversidades. Es usado en quimonos, productos, juegos, animaciones. Gabriel coloca el tema japonés en Maxixe, ritmo que antecede al lloro, sumando la alegría expansiva de la danza brasileña a la contemplación de la canción folclórica japonesa.

> Vea la partitura de Sakura

Canto original: (Sakura)
Cerezo

Flores de cerezo, flores de cerezo
En campos, montañas y aldeas
Tanto cuanto los ojos pueden ver
¿Es niebla o son nubes?
Perfumando al sol naciente
Flores de cerezo, flores de cerezo
Flores en plena floración

Flores de cerezo, flores de cerezo
Del otro lado del cielo de primavera,
Tanto cuanto los ojos pueden ver
¿Es niebla o son nubes?
Perfumando el aire
Vengan ahora, vengan ahora
Vamos a verlos.

 

 

Asista a la presentación do Gabriel Levy en el proyecto “Música en el Castillo”.

 

 

Música en el Castillo